No puedo estar más de acuerdo con esto que os he traído hoy. ¿Qué pensáis vosotros?
A lo largo del proceso educativo, muchos adolescentes terminan odiando el colegio y el estudio. A veces se tacha al estudiante de vago, y no se tiene en cuenta que tal vez sea el sistema el que falla. Este sentimiento de rechazo hacia el estudio es comprensible cuando las clases son prácticamente un monólogo en el que se desconecta al primer minuto y estudiar consiste en aprender y olvidar tras el examen. Y es que hay realmente pocos profesores capaces de motivar a los alumnos, algunos ni siquiera tienen una verdadera pasión por lo que hacen. Esto se nota, y cuando das con alguien que sabe cómo expresar el amor por su asignatura, logra transmitirte su ilusión. Quizá la solución sea dejar a un lado el sistema establecido y permitir una educación más dinámica y creativa en la que el alumno pudiera demostrar el potencial que alberga. Todos tenemos capacidades que deberíamos tener la oportunidad de mostrar.— Raquel Marín Gómez.
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